Ilustración: Yulia Sidneva Se abren las puertas, suena el pitido del vagón y empieza el juego de las hormigas. A ver quién es la que tiene más prisa, la que camina más rápido, la que va más cargada y la primera que llega a las escaleras. Todas saben cuál es su sitio, dónde tienen que pararse y las normas para no alterar el orden de esa cadena.
En las líneas 1 y 5 no es complicado tampoco tener esa misma sensación.
Desde aquí un saludo de otro miope, que tiene asumido lo de no ver al 100 %.
P.D.: Admiro tu concisión.