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Aquí otro afectado por la subida de precios a estos bienes de primera necesidad. En mi caso, la demencia va por etapas: unos meses me engancho a los Risketos, otros a las Ruffles, luego me paso a los torreznos, vuelvo a los Risketos... Mi nivel de estabilidad mental en cada momento se puede medir por el número de bolsas vacías de estos productos que hay en mi cubo de basura.

Nuestra salud física seguro que agradece este encarecimiento, pero ¿y la mental?

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